Thursday, August 13, 2009

Ruinas arqueológicas en la Riviera Maya (y II): Chichén Itzá, ruta Puuc y Ek-Balam

Tras consignar los principales recintos arqueológicos de Quintana Roo, este blog se ocupará hoy de otras ciudades prehispánicas de interés que también pueden visitarse tomando como punto de partida la Riviera Maya: Chichén Itzá, los asentamientos Puuc (Uxmal, Kabáh, Sayil y Labná) y Ek-Balam. No obstante, a diferencia de Tulum y Cobá, todas ellas se encuentran en el Estado de Yucatán (sito en la península homónima), por lo que las distancias respecto a Playa del Carmen y sus inmediaciones son sensiblemente mayores.

Para acceder al yacimiento yucateca más importante, Chichén Itzá, se puede contratar una excursión específica (que suele incluir un tour panorámico a la ciudad colonial de Valladolid) a partir de 35 dólares estadounidenses, o bien un viaje de dos días (circuito que ha sido bautizado por las agencias como Mini Yucatán). En este último caso, la actividad puede contratarse a partir de unos 268 dólares estadounidenses por persona (precio del minorista Infocenter), que incluyen los desplazamientos, el servicio de guía acompañante, las entradas a los recintos de Chichén Itzá y Uxmal, las comidas (excepto las bebidas) y una pernoctación en Mérida en régimen de alojamiento y desayuno. De forma opcional, cuando el grupo de participantes es reducido, se puede pactar con el guía realizar la llamada ruta Puuc durante el segundo día, abonando aparte la entrada a las ciudades visitadas. En cualquier caso, el viaje también permite acercarse a ciudades como Umán, Muna o la ya citada Valladolid, sin recargo.

Existe la posibilidad de realizar el trayecto por cuenta propia. Esta opción permite asistir al espectáculo diario de luz y sonido que ofrecen Uxmal y Chichén Itzá a las 19.00 h, aunque si se quiere realizar la excursión en un solo día, esto implica salir del hotel a primera hora de la mañana y regresar a altas horas de la madrugada.

Chichén Itzá. Icono por antonomasia de la península del Yucatán y de México (foto), este espectacular complejo (cuyo nombre significa 'la boca del pozo de los itzaes') condensa como pocos el esplendor de las civilizaciones maya y tolteca. Fundada ca. 525 d.C. por un sacerdote, la ciudad vivió dos épocas de apogeo: entre los años 600 y 900 —momento en el que la ciudad alcanzó los 50.000 habitantes— y desde finales del siglo X hasta 1196. Sin embargo, el ocaso definitivo de este asentamiento no se produjo hasta el ecuador del siglo XV. Se ignoran los motivos que ocasionaron su colapso, aunque las hipótesis más plausibles apuntan a motines por parte de la población tras años de malas cosechas, o bien a la contaminación de las aguas destinadas al consumo urbano (debido al hábito ceremonial de arrojar cuerpos humanos al cenote sagrado, con el propósito de honrar así a los dioses). Cuando llegaron los primeros españoles hallaron la ciudad parcialmente destruida. Accediendo a este enlace, ya publicado en El vol de Sarasvati, se puede obtener más información acerca de las principales construcciones con las que cuentan las dos áreas arqueológicas que integran Chichén Itzá.

Uxmal. Poseedora de las ruinas mejor conservadas del Yucatán y declarada Patrimonio de la Humanidad en 1996, Uxmal (que en la lengua maya quiere decir 'tres veces erigida') copó el poder económico y político entre los siglos IX y XII. La ciudad se alza en el valle de Santa Elena, al sur de la sierra de Puuc (sita a su vez al SO de la península). Su ocupación se remonta a los albores del siglo VI d.C. y se cree que llegó a tener 25.000 habitantes, distribuidos en una superficie de 37,5 km2 con un notable potencial agrícola. Pese a todo, la zona carecía de fuentes permanentes para el aprovisionamiento de agua, circunstancia que empujó a los mayas a construir los llamados chultunes o cisternas subterráneas domésticas, así como un complejo sistema de aguadas y bukteoobob, para almacenar las aguas pluviales.

Su arquitectura constituye uno de los ejemplos más representativos del estilo Puuc (800-1000 d.C.). En efecto, algunos elementos ornamentales como los mascarones del dios Chaac (divinidad de la lluvia), columnillas, el jaguar bicéfalo y otras apuestas iconográficas atestiguan la inserción de Uxmal en los circuitos comerciales más relevantes durante el período clásico. A diferencia de lo que aconteció en Chichén Itzá, no se ha demostrado la presencia de los toltecas en la zona, aunque el hallazgo de unos motivos que parecen recordar a un loro en la Gran Pirámide (recientemente restaurada, y a la que se puede subir) han sembrado la duda entre los arqueológos.

El área cívico-administrativa está amurallada y ocupa una extensión de 1 km de norte a sur y de 6 km de este a oeste. Las construcciones (en las que presumiblemente habitaron las altos funcionarios y sus familias) son de tipo palaciego y se disponen alrededor de un patio: el Cuadrángulo de las Monjas. Su decoración es rica y variada, y combina la representación de deidades con motivos antropomorfos, zoomorfos, híbridos, vegetales y geométricos. Entre las edificaciones más remarcables, destacan el palacio del Gobernador (situado en uno de los puntos más elevados del complejo), la casa de las Tortugas, el Palomar, un juego de pelota, la casa de la Vieja, el templo de Venus o la espectacular pirámide del Adivino, sin duda su referente más emblemático.

Kabáh. Tras Uxmal, Kabáh (que podría traducirse como 'mano dura') es el segundo yacimiento más extenso de la serranía de Puuc (pese a no superar los 1,2 km2). Pese a que haber estado habitada desde el siglo III a.C., los edificios que han llegado hasta nuestros días datan de los siglos VII y XI, correspondientes al período clásico tardío. Uno de sus caminos o sacbeob unía la ciudad con Uxmal, situada a 37 km de allí. Entre sus construcciones más reseñables, destacan la Gran Pirámide, el Codz Poop (edificio magníficamente esculpido), el arco de triunfo y el Grupo de Palacio.

Sayil. Su nombre significa ('nido de hormigas'). Sita a 33 km al SE de Uxmal y entre Kabáh y Labná, vivió su etapa más álgida entre los siglos VIII y IX. Las ruinas más destacadas son el juego de pelota, el palacio Sur, el complejo del Mirador y, fundamentalmente, el Palacio, que consta de tres pisos o niveles. Su estructura fue remodelada a mediados del siglo X.

Labná. El término quiere decir 'casa vieja'. Los signos de ocupación más tempranos se retrotraen a los primeros años de la era cristiana, aunque las construcciones que aún siguen en pie son posteriores, y se sitúan en su mayoría entre los años 750 y 1000. Por aquellas fechas, su población debió de oscilar entre las 1.500 y 2.500 personas, repartidas en unos 2 km2. Esta área englobaba una planicie, diversos cerros cercanes y algunos terrenos anejos al valle de Labná. Para el aprovisionamiento de agua, se construyeron 70 chultunes, que sirvieron para que la ciudad pudiera almacenarla durante la época seca. Probablemente, la ciudad formó parte de una unidad política mayor, cuya capital podría haber sido la vecina localidad de Sayil o bien Uxmal. No obstante, aún no se ha encontrado ninguna evidencia que avale esta teoría.

Uno de sus principales alicientes es el denominado edificio de las Columnas, una construcción de ocho cuartos en forma de L que se asienta sobre una plataforma de 2 m de altura. Su apariencia palaciega sugiere que pudo haber albergado a un grupo familiar de alto nivel. La parte superior ha sido decorada mediante una hilada continua de columnillas lisas. No muy lejos de allí se eleva el punto más representativo de Labná: el Mirador. Se trata de un templo piramidal de 20 m coronado por una vistosa crestería, elemento que reposa directamente sobre el muro frontal. El estilo arquitectónico se inscribe en el denominado Puuc temprano. Finalmente, cabe mencionar el arco de triunfo, del que se cree que pudo haber sido la residencia de los escribas de la ciudad. Además de su rica ornamentación, en su fachada se aprecian restos de policromía no sólo roja (que es color más habitual), sino también negro.

Ek-Balam. Esta ciudad (que significa 'el jaguar negro') se localiza a 30 km. de Valladolid y estuvo habitada entre los siglos III a.C. y XV. Excelen su centro ceremonial, el palacio oval y un juego de pelota de considerables dimensiones, sin obviar unas pinturas murales de gran maestría y profusas decoraciones escultóricas. Se puede visitar la zona contratando una excursión de un día que también brinda la posibilidad de conocer Río Lagartos.

Otras ruinas mayas yucatecas son Acanceh, X'Cambó, Aké, Dzibilchaltún, Mayapán y Yaxunah, aunque no suelen incluirse en los viajes organizados. En la siguiente web pueden consultarse algunos datos acerca de las mismas. Asimismo, el resto de las principales ciudades mayas mexicanas (especialmente Palenque, en el Estado de Chiapas, al sur de la península de Yucatán) se encuentran a una distancia considerable de la Riviera Maya. A pesar de todo, si se desea visitarlas, existen circuitos de cuatro días que pueden contratarse en Playa del Carmen, y que incluyen tres noches en ruta.