Tuesday, September 30, 2008

Cómo analizar una sociedad. Algunas aproximaciones teóricas

Para definir el concepto de estratificación social, habría que referirse a las desigualdades estructurales existentes entre grupos sociales. Esta circunstancia da pie a una sociedad jerarquizada, que abarca, como es sabido, desde los grupos más privilegiados (o clases altas) hasta los colectivos económica y socialmente más desfavorecidos (también llamados clases bajas).

Fundamentalmente, existen cuatro tipos de estratificación: a) la esclavitud, que implica la posesión de un individuo por otro, siendo aquél una propiedad más de éste último; b) las castas, sistemas organizados a partir de los varna (cinco categorías jerarquizadas en función de su honor social) y de los jati (colectivos definidos localmente dentro de los cuales se disponen los distintos rangos de castas). Las castas están estrechamente vinculadas a la creencia hindú de la reencarnación; c) los estados o estamentos, basados en estratos con obligaciones y derechos (legalmente establecidos) respecto a otros grupos; y d) las clases, sistema cuyas relaciones entre grupos sociales, a diferencia de los anteriores, no está sujeta a ningún principio legal o religioso. De hecho, las divergencias intergrupales obedecen básicamente a factores económicos y materiales.

Entre las teorías acerca de la estratificación en las sociedades modernas, destacan las propugnadas por Karl Marx, Max Weber y Frank Parkin. En el caso de los postulados marxistas, éstos definen el concepto de clase como «un grupo humano que tiene una relación común con los medios de producción». Partiendo de esta afirmación, Marx establece dos grupos principales: las clases capitalistas (controladoras de la infraestructura industrial) y las clases obreras o proletariado, que ponen su fuerza de trabajo en manos del patrón a cambio de un salario. La relación entre ambos grupos, siempre según Marx, consiste en la explotación de los segundos por parte de los primeros. La justificación a dicha afirmación estriba en que el obrero genera más bienes económicos que los que le son reembolsados por el capitalista. Éste último se adueña de la diferencia (denominada plusvalor), justificándose así uno de los principios básicos del Histmat (o materialismo histórico): los obreros cada vez serán más pobres y, los capitalistas, más ricos.

El pensamiento de Weber se inscribe dentro de los principios marxistas, aunque no reduce las diferencias entre clases meramente al factor económico; es por ello que introduce, como tipos de división social, los conceptos de status (diferencias entre grupos fundamentadas en el honor social) y partido (grupo de individuos que trabajan unidos para alcanzar fines comunes).

También convendría hacer alusión a las aportaciones del discurso parkiano, que introduciría los conceptos de exclusión (conjunto de estrategias adoptadas por los grupos para separarse de sus extraños, vetando el acceso de éstos a los bienes valiosos) y de usurpación (intento por parte de los más desfavorecidos de conseguir recursos previamente monopolizados por clases sociales de mayor rango). Cuando se combinan exclusión y usurpación, se produce la situación que Parkin define como cierre dual.

Al margen de estos autores, no obstante, cuando se recurre a la economía para justificar las diferencias entre clases, conviene destacar la diferencia entre riqueza (propiedades que posee el individuo, tales como casas o ahorros) y renta (sueldo con el que se remunera el trabajo asalariado).

Los grupos sociales en la actualidad (divididos en clase alta, clase media y clase obrera) no son estratos impermeables, sino que sus miembros pueden cambiar su ubicación dentro de la escala socioeconómica. Este fenómeno se conoce como movilidad social y puede ser de diversos tipos: vertical (ascendente, si el individuo prospera, o descendente, si éste se empobrece); horizontal (desplazamiento geográfico de la persona); y, finalmente, intrageneracional (movimiento en la escala social durante la vida laboral del individuo) o intergeneracional (correspondiente al desplazamiento entre generaciones, es decir cuando asciende —o desciende— de categoría un hijo o una hija). Conviene remarcar, no obstante, que no todo el mundo tiene las mismas posibilidades de movilidad social. De hecho, lo más normal es que el individuo alcance un rango similar al de la familia de la que proviene, aunque en los últimos años ha aumentado el volumen de profesionales cualificados (o de cuello blanco), reduciéndose el número obreros manuales no cualificados (o de cuello azul).

La escasez de oportunidades mencionada se hace especialmente dramática en la base de la pirámide social, integrada por los pobres. Deben diferenciarse, no obstante, dos tipos de pobreza: por un lado, la pobreza absoluta o de subsistencia (alusiva a la falta de recursos básicos para garantizar el correcto funcionamiento del organismo) y la pobreza relativa. Además, otro rasgo inherente a la pobreza es la falta de oportunidades laborales, así como de promoción social, por parte de las capas sociales más desfavorecidas.

En la imagen, Los zapateros (detalle, 1880), óleo sobre lienzo del pintor francés Leon Augustin Lhermitte (1844-1925). Colección privada.