Saturday, June 28, 2008

Fin de semana en el Maestrazgo

Corroborando la máxima de un conocido movimiento ciudadano, Teruel no sólo existe, sino que reúne un vasto patrimonio natural y cultural que bien merece una visita. A continuación, se detallan una serie de sugerencias para conocer, en dos días, los principales atractivos de la comarcas del Bajo Aragón y del Maestrazgo o Mestrat, situada a caballo entre las provincias de Teruel y Castelló.

Si se accede a la zona desde Catalunya, la N-420 ofrece al visitante la posibilidad de admirar, en la localidad homónima, el castillo de Mequinenza (siglos XIV-XV), de origen musulmán, así como el embalse del mismo nombre. A continuación, tras transitar durante más de media hora por zonas totalmente despobladas, con la única excepción de Fraga (no en balde, Teruel es la segunda española con menor densidad de población, tan sólo superada por Soria), se llega al municipio de Alcañiz, la segunda localidad turolense de mayor importancia. Pese a sus dimensiones —apenas supera los 15.000 habitantes—, esta población concentra algunos edificios de notable interés artístico. Entre ellos, destacan la colegiata de Santa María, de fachada barroca y torre gótica; la Lonja, de imponentes arcadas góticas; los conventos de los franciscanos, carmelitas y dominicos y la sede del Ayuntamiento (iniciada en el siglo XIV), de estilo mudéjar y renacentista. Pese a todo, la construcción más remarcable de Alcañiz es su castillo-convento, sede de la orden de los calatravos desde 1179 y posible residencia del monarca Carlos I. Reconvertido en palacio en el siglo XVIII y habilitado en la actualidad como Parador Nacional de Turismo, conserva muestras de arquitectura románica, gótica, renacentista, plateresca y barroca. El castillo conserva un interesante campanario-sacristía, una capilla y un claustro del siglo XIII, la torre llamada de Lanuza y la torre del homenaje, de forma trapezoidal. El interior de esta última alberga una valiosa colección de frescos francogóticos del siglo XIV, en los que se reproducen escenas de la conquista de Valencia liderada por el rey Jaume I. Desde las habitaciones del Parador, se puede disfrutar de magníficas vistas sobre las llanuras del Maestrazgo.

Tras la comida, vale la pena recorrer los 65 km que separan Alcañiz de una de las localidades castellonenses más bellas: Morella, capital del Maestrazgo, inscrita en el Camino Jacobeo y declarada Conjunto Monumental de Interés Nacional. Fundada en la edad de bronce y poblada sucesivamente por íberos, romanos, visigodos y árabes, se convirtió en uno de los escenarios de la Reconquista en el siglo XI, a manos de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid. A su vez, acogería más adelante batallas de las guerras de Sucesión, Independencia y carlinas. De su perfil, sobresale la imponente puerta de la muralla que da acceso al núcleo urbano y su castillo, ubicado sobre el promontorio de la Mola. Mención aparte merece la iglesia Arciprestal de Santa María la Mayor (foto), construida en el siglo XII y jalonada por dos estilizados pórticos góticos del siglo XIV: la puerta de los Apóstoles y la Puerta de las Vírgenes. El altar mayor, de estilo churrigueresco, es obra de Pablo Pontons y Jerónimo Espinosa. También resulta recomendable pasear por la calle de Blasco de Alagón, de bellos soportales que retrotraen a otro tiempo, y por su pequeña judería. En la actualidad, se está llevando a cabo una campaña de recogida de firmas para respaldar la candidatura de Morella a ingresar en la lista del Patrimonio Mundial. A su vez, la localidad acogerá en breve un nuevo Parador de Turismo.

Antes de acabar la jornada, los amantes del séptimo arte tienen la oportunidad de visitar el pueblo natal del genial cineasta Luis Buñuel: Calanda, sita a unos 20 km. de Alcañiz. Tanto este municipio como Alcañiz integran, junto con Albalate del Arzobispo, Alcorisa, Andorra, Híjar, La Puebla de Híjar, Samper de Calanda y Urre de Gaén, la afamada Ruta del Tambor, imprescindible si se viaja durante la Semana Santa.

Al día siguiente, resulta totalmente aconsejable visitar otra localidad turolense declarada también Conjunto Histórico-Artístico: Calaceite o Calaceit, a la que se accede desde Alcañiz por la N-420 (dirección Barcelona). Sus atractivos más reseñables son su iglesia parroquial del siglo XVIII, con una notoria fachada barroca flanqueada por columnas helicoidales o salomónicas, los porches de la plaza de España, los parteles barrocos de San Antonio y del Pilar, su casa consistorial (siglo XVI), de estilo tardogótico, y el Museo Juan Cabré, dedicado a la arqueología.

A tan sólo 1 km, se alza una de las muestras de iberismo del Bajo Aragón: el poblado de San Antonio. Pese a sus más de 2.000 años de antigüedad, el antiguo asentamiento aún permite distinguir los restos de una antigua cisterna, la base de una torre de vigilancia semicircular, restos de muralla y, sobre todo, vestigios de las viviendas. Éstas eran de planta cuadrangular, estaban adosadas y constaban de dos pisos, aprovechando los desniveles naturales del terreno.

Finalmente, para quienes regresen a algún punto de Catalunya, se recomienda tomar la carretera comarcal C-221 y visitar el pueblo de Batea, localidad que ofrece uno de los cascos históricos más remarcables de su comarca, la Terra Alta. Dentro de la llamada Vila Closa (o intramuros), se pueden admirar calles porticadas (como la de los Cavallers) y partes de la antigua muralla (como el Portal de l’Àngel). No muy lejos de ahí, en Gandesa, se erige el Celler Cooperatiu (de 1919 y estilo modernista) y, a 1 km de Tivissa, se pueden visitar algunas de pinturas rupestres, aunque su estado de conservación resulta más bien precario.