Sunday, July 02, 2006

La dominación musulmana en Barcelona (II): la convivencia entre árabes y cristianos

Según las crónicas mozárabes, Witzia y sus sucesores —los llamados comes de Al-Andalus— ejercieron la máxima autoridad sobre los cristianos sometidos, al tiempo que fueron los encargados de recaudar los impuestos (responsabilidad que compartieron con el obispo, que de este modo conservaba parte de su relevancia social). Se ignora cuáles fueron las dificultades a las que se enfrentaron para desarrollar su cometido en Barcelona, pero sí se tiene constancia de algunas revueltas en los Pirineos (ca. 730) por parte de quienes se negaban a pagar sus tributos. Asimismo, también era frecuente que muchos barceloneses abrazaran el credo musulmán para eludir los impuestos, pasando a denominarse muladíes. Las conversiones a la fe de Alá también se habrían visto favorecidas por los matrimonios entre árabes y cristianos.

Aquellos que, por el contrario, optaron por seguir profesando el cristianismo pudieron seguir practicándolo en la iglesia de los Sants Just i Pastor, construida supuestamente en el siglo IV. También es cierto que la libertad de credo no impidió la demolición de algunos edificios religiosos, como el monasterio de Sant Pau del Camp, ni la construcción de una ostentosa mezquita, presuntamente junto a la actual iglesia de Sant Jaume.

Fuera del ámbito religioso, se cree los ciudadanos habrían conservado sus bienes, ya que solo se habría producido la expropiación de las posesiones eclesiásticas y de las pertenencias de aquellos que habían muerto o huido. Las tierras confiscadas fueron repartidas entre la ciudadanía. Además, con la llegada de los árabes, desapareció el estricto marcaje al que los visigodos sometían a los aparceros o campesinos, quienes adquirieron la libertad de firmar contratos con quienes desearan.

Sea como fuere, es posible que los condes visigodos cedieran el palacio condal y los edificios anexos a los valíes árabes (baladiyum). A su vez, también se baraja que los árabes pudieron tomar como rehenes a algunos nobles. Esto habría sido una forma de presionar al resto de la ciudadanía para que cumpliera con sus nuevas obligaciones fiscales.

Las principales actividades económicas de los árabes habrían sido la agricultura (ámbito en que introdujeron mejores mediante nuevos sistemas de regadío), la artesanía (concretada a través de la orfebrería, el vidrio o la elaboración de tejidos de seda) y el comercio, que se desarrollaba en el zoco. Estos albergaban dos partes diferenciadas: los almacenes (alcaicería) y los puestos de venta propiamente dichos (alhóndiga).

En lo referente a la presencia de esclavos en la ciudad, se cree que los francos habrían vendido a algunos de ellos a los árabes.

Los descubrimientos arqueológicos de la época resultan igualmente escasos: una olla hispanovisigótica de finales del siglo VIII o principios del IX, restos de cerámica (siglos VIII-IX), un amuleto de bóvido con inscripciones coránicas, varios feluses de bronce, dos pesos, una moneda de oro o dinare (ca. 724) localizada en el palacio condal de la plaza de Sant Iu, y otras dos de plata (o dirhem) de Abd al-Rahman I (767-776 y 782-783), una de ellas hallada en el baptisterio (en la foto). Diez dirhems equivalían a un dinar.

Se cree que la basílica cristiana —sita en la calle dels Comtes y posiblemente reconvertida en mezquita— y el baptisterio —ubicado bajo la actual catedral— formaron parte del núcleo de la Barcelona musulmana. Del mismo modo, se sabe que la muralla romana erigida durante el Bajo Imperio (posiblemente a finales del siglo IV d.C.) aún permanecía en pie.